Mi niña de porcelana,
Tu figura es una inocente llama quemando los espacios vacíos,
Tus ojos, estrellas fugaces rompiendo el cielo,
Tu voz es melodía en do mayor acariciando mis oídos.
Eres el epicentro de mis terremotos,
Me desquebrajas el alma y la remiendas,
Todo lo que busco está en el aire que exhalas,
Todo lo que quiero está en el frío amanecer de tus pupilas.
Tu piel corusca abre sendas en el estrecho camino de las sombras,
Tu boca va mutilando lentamente mi cuerpo,
Te comes mis manos y mis pies,
Me desmiembras poco a poco mientras te unes a mí
¿Por qué dudas
No de mí, de ti?
Tengo en el pecho esta vehemente sensación de correr hasta tus brazos
De amarrarme a tu cintura como enredadera
De ser Cristo crucificado a la cruz de tus brazos y piernas
Quiero atraparte en la socaliña de mis palabras
Y que te quedes ahí perpetuamente
Que mi voz te conceda eternidad
Y que el hecho sublime de mi mano en tu sexo no se desvanezca
Quiero caer bajo el encanto de tu sonrisa,
Mirar en las ventanas de tu alma
Y dibujarte en una servilleta algo parecido a un corazón
Esta mañana no tengo luna ni sol
Me falta el aire, la brisa
Me faltan las montañas
El tiempo, la risa
Amanecen los volcanes iracundos
Deseosos de fuego y sangre
Amanecen y tu canto los apacigua
Tu voz es voz de ángel
Mira arriba
Allí me encontrarás cuando me extrañes
Que no se nos rompa esta luna enternecida
Que los gritos no contaminen el silencio
Este silencio infinito que nos rodea
Este silencio, tan frágil, tan delicado
No tengo la menor idea de como contagiarte
Este virus del amor que siento
Día con día, me miro a mi mismo
Encaro el espejo
Día con día me hallo más enfermo
Me la paso inventándote en mi sepulcro
En mi claustro, en este encierro
Me la paso trazando el mapa de tu cuerpo con el humo del cigarro
Tu ausencia es escampa en mis campos,
Tus ojos arañan el silencio
Quiero descifrar el enigma de tu vientre
Recorrerte con la voz, con las manos, con la mente
Te persigo en mi imaginación
Te llevo a puntas donde voy
Tu camino es el rumbo que siguen mis pasos
Tu melodía el señuelo que atrapa mis abrazos
Eres todo, eres nada
Eres todo
El reloj camina con paso lento cuando no te veo
Tic...
Tac...
Camina lento, pero camina
Y al fin ahí estás,
Sentada frente a mí,
Tú, mi manantial de caricias y besos
Tú, luna menguante donde descansan mis sueños
Y al fin, ahí estás
Callada, distante, dolorosa
Silente, taciturna y amorosa
Y de pronto el reloj corre
Y al fin ahí estás
Y después te desvaneces
Iván Barojas
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