Chiapaneco
Soldado de la palabra,
Amoroso,
Hijo del Mayor.
Que no se pierdan tus versos,
Que tus palabras no conozcan el olvido,
Que la luz de tus textos no se apague,
Quédate en la memoria y el corazón de esta tu nación.
¿A qué hora se te ocurrió morirte?
Fuiste grande como ninguno,
Soñaste y soñaste
Y aún sigues soñando,
Nos queda tu legado de versos de amor.
Y al final no te moriste de amor,
Ni de decepción, ni de olvido
No fuiste martir,
No fuiste Dios,
Ni esclavo ni rey,
No fuiste diablo,
Solo fuiste loco,
Solo loco.
Que Dios bendiga a Dios
Y a ti también
domingo, 22 de marzo de 2009
A Jaime Sabines
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