miércoles, 11 de marzo de 2009

¡Alma!

Alma, mi dulce veneno,
Máscara de flores y girnaldas,
Arrebato de pasión,
Espada atravesando el corazón.

Estrella solitaria zurcando el cielo,
Diosa de la noche,
del Amor,
Venus.

Mujer clara,
Dispárame con tus ojos asesinos,
Llágame el cuerpo con las dagas de tus labios,
Dame de beber el brebaje de tus besos.

Anda,
Quítate el vestido,
Hazme caer en las trampas de tu vientre.

Anda,
Desmaquillate el rostro,
Déjame verte el alma desnuda a media luz.

Alma,
Eres la razón esencial de mi existir,
Mi centro de gravedad,
Mis alas
y mis ganas de volar.

Tú, tierna llovizna de madrugada de abril,
Luna de octubre,
Atardecer de diciembre.

Eres luz ardiendo en la habitación,
Hechicera,
Hacedora de ensalmos.

Se me parte el templo lejos de tus horas,
Me consumen las sombras,
Me trago mis palabras.

Mis manos te van dibujando
mientras se alejan tus pasos.

Y la lluvia llueve y llaga.

Alma, eres mi tormento preferido,
Mi confusión,
Mi infierno,
Mi paraíso.

No sé en que lugar dejé mi fe,
Pero casi estoy seguro de que se encuentra perdida
entre tus manos de seda.

Olvidé dejarte marchar,
Me amarré a tu cintura,
Ahora solo sigo tu figura,
Tú, mi estrella polar.

Alma,
Decirte que te amo es poco,
Juro que me vuelves loco.

Y aquí,
Aquí estoy arrodillado alabando tu nombre,
Intoxicándome con tu recuerdo,
Tan lleno de tu ausencia y de este silencio,
Tan vacío,
Tan vacío de tu cuerpo.

¡Alma!


Iván Barojas

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