Tu boca es una flecha que atraviesa
mi corazón cuando me pides que no me marche el domingo,
Tus ojos me llegan como promesa
de un amor eterno e incondicional
de lluvia en el desierto,
de agua sin sal.
Tus manos son cuchillos que me llagan,
la piel y por todo el cuerpo me quedan marcas
Tu sombra seduce a mis instintos
¡Que alegría estar aquí!
Perdido en tu laberinto
Quiero ser esclavo de tus besos
Que me dejes preso dentro de tu vientre
Y cuando mire en el espejo me encuentre acompañado
de tu hermosa figura a mi lado
Señora de luz
Iván Barojas
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