martes, 29 de junio de 2010

Mar de humo

Todo se lo lleva el humo
como ola de un mar violento,
todo lo arrastra, lo borra,
lo destroza, lo aniquila,
lo desvanece.

Quedaron huellas en la playa
donde habita la memoria
triste y solitaria.

Se rompió una cadena
________aquella tarde,
se quemaron las horas,
se incendiaron las calles,
un barco naufragó en mi costa,
una sirena se quedó varada.

Fue la luz silencio un instante,
la pasión desbordó los ríos,
el recuerdo podrido y distante
se lo tragó de pronto el humo.

Esta sombra de causas y distancias,
este arrabal de ideas ponsoñosas,
esta cruel historia de ángeles caídos,
estas margaritas que no se deshojan.

La verdad fue dura,
el golpe fue tremendo,
esta noche no hay luna
en el cenit de este cuento.

Las llagas bailaron
la milonga del duelo,
la suma de mis noches,
la resta de mis días,
el juego que no juego,
el mar de las colillas,
el juego que no juego,
el mar de las colillas.

Me vi frente al espejo,
demacrado por los años,
con marcas en la espalda
de uñas de ceniza,
la puerta del infierno
se abrió para que pase,
yo dije que no,
aún no es tiempo,
aún no, no en este instante.

El dios del desamparo
me cubrió con su manto,
la virgen amargura
se llevó la fortuna,
el humo aún no cesa,
espero que esta noche,
junto con el viento,
se lo lleve todo
como una ola de un mar violento.

Iván Barojas


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