martes, 29 de junio de 2010

La función

Se abre el telón.

Una voz, un susurro,
un espasmo de tiempo,
un rencor, un futuro,
un gato caminando por el techo.

Sus labios no me dicen nada,
su risa habla mejor que sus palabras.

Hay un faro roto encendido en el cenit,
hoy no hay ni media luna que emane luz,
a bordo de este navío a punto de partir
va nuestro testigo encerrado en su ataud.

Los cantos de la madrugada,
los dulces olores del amanecer,
sin estrellas, sin puertas, sin nada
que nos obligue ahora a correr.

Las noches que perdí antes de ayer,
los días que no viví la maravilla
de ver mi mano tu mano sostener
sin el golpe de estar a escondidas.

Las miradas que no saben nada,
el café y las colillas del sol,
"antes de partir di que me amas",
"no puedo aunque quisiera", contestó.

El rumor de las aves
decían que sus labios
tocarían mis labios
y fue así aunque al revés.
fui yo quien se lanzó,
quien se dejo vencer
entre sus brazos.

Un relámpago gris,
un golpe de vista,
una bala en la frente del olvido,
un beso por cada vez que digo:
Te necesito.

El humo tragando serpientes,
los violines llorando su pena,
te dije que mis labios mienten
y arriba el abuelo miraba de cerca.

Fue aquel el escenario del pecado,
tú querías besarme
y a mí me urgían unos labios,
y fue así aunque al final
la que extrañó tu humedad fue mi boca
que se quedó sola, sola, sola
bebiéndose el vino amargo del amanecer,
la dulce cicuta de unos labios de mujer.

cuando tres veces cantó el gallo,
cuando tres veces negó Pedro
el corazón se convirtió en escombros
murió la pasión de contrabando
justo cuando amanecía desperté.

"Antes de partir de que me amas",
"no puedo aunque quisiera", contesté.

Se cierra el telón...

Iván Barojas


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