martes, 29 de junio de 2010

Esas tardes de lluvia

Esas tardes de lluvia de junio
donde tu voz es el aire que me toca.

Tu fantasma se aparece en los espejos.
Niña de jade y barro.

Este espectro cabalga a lomos de un sueño
con dirección hacia tu noche.

La tinta hace camino, mi mano la sigue,
el camino va a tu boca, manantial sagrado.

Tu mano coloca las estrellas en su sitio.
Las estrellas, lunares que adornan tu sonrisa.

Tu cuerpo tendido es una madrugada antigua
que ha visto amanecer cientos de lustros,
que se mece al compás que bailan las manecillas
de piedra del viejo reloj de los sepulcros.

Iván Barojas

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