martes, 29 de junio de 2010

La derrota

Mañana cuando el mar le arranque
los ojos y la lengua al pasado,
habrá que ver si el calendario
aún conserva su calma vulgar y repugnante.

Se desatan mis manos,
mis palabras vuelven al río...

Hacen huelga los cuadros en las pinacotecas,
las campanas tañen sin badajo,
se desmoronan los libros
como dulces de centeno,
como panes de arena.

Tu boca amenaza con marcharse,
tus piernas ignoran tus palabras...

Y arde la casa arrodillada
ante el viento arrogante,
la catedral con espinas en la frente,
la tinta se sublima en los papeles.

La derrota
es el más triste de los besos,
la sangre desangrada de algún árbol,
es el olor a muerte que trae el viento,
es la suma de los miedos,
un retrato.

¿Es aquí donde el arrabal
se volvía mar de agua plata?
¿Es aquí donde el vino
era sangre de una virgen?

- Sí - contestó el otro
con su sonrisa idiota

- Pero fue hace tiempo, monsieur,
fue eso cuando el sol,
aureo soberano,
vestía de fuego a esta ciudad,

cuando la luna diafana
rompía el silencio con su canto,

fue eso cuando los ángeles
vestidos de alquimistas
nos regalaban el sonido azul de las paredes,

ya no, monsieur,
ya no... -
Iván Barojas


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